domingo, 10 de agosto de 2008

Tres cuentos de ciudad

Por César Arbeláez

Metro sueño

Señor pasajero, gracias por utilizar nuestro servicio Metro de Medellín. Para su comodidad recuerde mirar la mujer y el hombre que más le guste en nuestros vagones. En caso de emergencia, no se abstenga de besarle. Gracias por abandonar la violencia y los problemas mientras viaja con nosotros. Recuerde que usted y toda la ciudadanía son nuestra razón de ser. – ¡hey, Hernán, llegamos – Próxima estación… Señor pasajero, al salir de la estación ubíquese, Niquia a su izquierda, Itagüí a su derecha. Para salir de la estación despierte y deje de soñar. Metro de Medellín, un viaje para toda la ciudadanía.

Bella Vista

Les juro que no fue un sueño. Lo vi pasar la primera vez y no lo creí, pero después de doce años nadie me niega que sea una realidad. Puedo quedarme todo el día imaginando cómo sería estar dentro de él y viajar a su lado. Vivo como el actor de una película que mira desde la colina el tren que pasa y no conoce la estación. Anhelo que amanezca para tener, otra vez, esperanza porque en este lugar sólo puedo vivir con la ilusión en los sueños, mientras las rejas los amarran con el acero que castiga los errores.

Roja

Me gustan las mujeres de cabello rojo en el tren. Nos bajaremos juntos en la estación. Nos tomaremos un café, Me contará su vida y sus emociones. Estoy seguro que se reirá de mis historias y pasaremos la tarde en un viaje que termina en la estación. Me gustan las mujeres de cabello rojo, con la piel blanca y pecas desordenadas entre su rostro y los hombros. Me gusta ver la luz que entra por las ventanas del vagón en sus ojos y el brillo de la noche en su cabello cuando es la hora de irse, te llamaré Roja.

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