lunes, 25 de agosto de 2008

Escenarios y personas

CALLES, CASAS Y CARROS

Santo Domingo

El barrio Nuevo Horizonte pertenece a la Comuna 1 de la zona nororiental del Valle de Aburrá. Carlos Ospina, líder del barrio y Presidente de Asocomunal en el año 2007 dice que los límites del barrio están entre el barrio Santo Domingo y el barrio Popular 1. Sin embargo, con un gesto despectivo aclara que en Planeación Municipal, el barrio no es Nuevo Horizonte y sí Santo domingo.

Inicia el viaje a Santo Domingo. Tres adolescentes amarran tres lazos a un bus. Con la mano derecha sostienen el lazo y con la izquierda el manubrio de la bicicleta. No hay forma de rebasar los acróbatas empíricos que se someten a la velocidad del automotor porque en la carretera vieja a Guarne sólo caben dos vehículos, el que sube y el que baja. Entre ellos hablan y mantienen el equilibrio. Saludan y miran a parceros y mantienen el equilibrio. Como espectador se sufre más que el protagonista. En una recta podemos rebasarlos y quedan atrás.

Las fachadas de las casas en el camino son una colcha de retazos desordenada que de lejos parece una combinación planeada por diseñadores iniciados en la improvisación. Pantalones, camisas, calzoncillos y medias se orean en los balcones y alambres de púa. Camisas que forman un arco iris sobre el lienzo gris de las fachadas. El día está tan caliente que la ropa estará poco tiempo en exposición. Sobre las fachadas y los postes también hay vestigios de una campaña electoral con candidatos que prometen un mejor futuro. Retocados y elegantes para fotos rasgadas y desgastadas por el tiempo.


Las tiendas son las protagonistas visuales en el camino. Ofrecen un espectáculo único de ofertas y afiches de productos que se consumen en la tienda con gaseosa o malta, en la casa, en la ponchera del colegio y del trabajo. Son calles que han sido maquilladas con el tiempo, que contienen nombres en diferentes tipografías, colores combinados, letreros con su respectivo patrocinador, sillas en la acera, talleres y mecánicos, lavaderos de buses y taxis, graneros y mercados de frutas componen la estética del barrio y el recorrido hacia el barrio Santo Domingo.

Entre curva y curva de la carretera se empieza a ver la estructura del Parque Biblioteca España. La arquitectura de las casas cambia. Menos concreto y más madera y lata. Fachadas sin revocar, casas construidas en barrancos, cañadas de aguas residuales bordeando las casas y aceras que no existen. El espacio para los carros es más reducido. Desde la carretera se ven laberintos hechos de escalas que suben y suben y no se sabe donde para. Laberintos que han sido escapatoria de pandilleros y testigos de tiempos violentos. Hoy se puede subir a Santo domingo en carro o en Metrocable y no hay retenes ilegales o balaceras constantes.

La nomenclatura es compleja. En una esquina está la calle 112 y en la siguiente está la 75 y así se recorre el barrio, con intuición. Muchas veces hay que bajarse en la carretera y continuar la búsqueda entre los laberintos, subir las escalas y una parte en trocha, preguntar en la tienda, pasar diez veces por la misma parte y tratar con la confusa y esperanzadora idea de encontrar la dirección con la nomenclatura.

El centro de Santo Domingo parece más un centro rural que un centro urbano. Hay mulas esperando su carga a la salida de los graneros. Carnicerías, cantinas, almacenes de ropa, lavadero de buses, terminal, colegio, vendedor de mango, panadería con buñuelos calientes, vecinos que conversan en sillas Rimax ubicadas en la acera. Gente que usa sombreros y poncho sin estar en Feria de Flores, colectivos que cargan mercado y gente, niños en la calle y adolescentes que van de un lado a otro. En este centro muchos se conocen, muchos se saludan.

LA FAMILIA Y LOS AMIGOS

Desde Manrique Oriental, el centro de la ciudad también se ve abajo. La Comuna 3 también fue protagonista de tiempos violentos en Medellín. Muchos amigos ya están muertos. Muchos papás y mamás están muertos. Sin embargo, el barrio, la Comuna, las familias y los amigos de hoy están vivos en la ciudad.

En Santo domingo, en la Comuna 1 Yansy Paola Castaño y Olga Higuita están sentadas conversando en la plazoleta de la estación Santo Domingo del Metrocable. Ambas están con las piernas cruzadas, comen chicle y se ríen, hablan, se ríen. Pasa media hora y siguen ahí conversando entre risas, mango con limón y sal y los piropos y saludos de los amigos que pasan. Viven su barrio después de la jornada del colegio y antes de irse para la casa.

En Manrique Oriental Natalia Hurtado y Shirley Torres reciben una mención en su colegio por el desempeño académico. Para los papás también es un premio y dejan mostrar su orgullo mientras les aplauden. Natalia y Shirley no son las únicas homenajeadas, diez estudiantes más se destacan entre todos. Por el barrio caminan hasta su casa, atraviesan el lavadero de buses mientras los ayudantes dejan su trabajo por mirar las colegialas que pasan. Miran y continúan su trabajo.

Manrique y Santo Domingo son como cualquier barrio, con un pasado y con un presente. Con una bala que se escapa y con otro que la encuentra. Tienen tiendas, mercado, iglesia, colegio, transporte, calles, casas y gente, mucha gente. Son barrios residenciales, son barrios de vecinos que se conocen y comparten en el balcón un tinto a las dos de la tarde. Son barrios que juegan el picadito del domingo antes de ver el partido de sus equipos profesionales. En la noche, diferentes músicas suenan por cada calle que se pasa. Otros llegan del trabajo, otros del colegio y otros de la universidad.

Las luces de la Comuna iluminan el cielo. Hoy no se escuchó un disparo. Hace muchos días que no se escuchan disparos. Sólo risas, bendiciones “que Dios me lo bendiga y lo traiga con bien”, canciones, y amigos que se ríen y hablan en la puerta de cualquier vecino. Todos son fundadores de su ciudad y su barrio. Muchos se tienen que ir y sólo quieren regresar en la noche, al barrio, con sus amigos, con su familia.

LA TIENDA Y EL MERCADO

El comercio de Manrique Oriental y Santo Domingo está en mayor parte, dentro del barrio, sustentado en los negocios familiares. En mercados y tiendas. El garaje de una casa, la ventana, la esquina, son locales que hacen circular el dinero entre los mismos habitantes del barrio. La competencia no es problema, en cada esquina puede encontrar la gaseosa, el Chocoramo, el tinto, un cigarrillo, la libra de papas, la de arroz o de frijoles, el diario para comer y la golosina.

Sin embargo usted no va a la tienda sólo a comprar. La tienda es un lugar de encuentro. A la tienda y al mercado de barrio usted puede ir de chanclas, sin bañarse, casi dormido, en pantalones cortos y camisilla. Un mandado de tienda o mercado en el barrio se demora entre media hora y una hora. La vecina habla de su marido, le cuenta la tragedia de la suegra, le cuenta los orgullos y las desventuras de los hijos, lo duro que está la vida, lo bueno que pasaron en el paseo y las reflexiones del último capítulo de la novela de la noche.


A la tienda y al mercado de barrio mandan la niña bonita por las arepas. Llegan todos por el fiado que aguanta hasta la quincena, el conductor por la gaseosa para el calor mientras le despachan el siguiente turno y otros pasan el día completo ahí sentados, sin nada más que hacer. Son los amigos de todos porque saludan a todo el que llega. Le tienen el conocido para cualquier recomendación y hablan de todos pero no le sostienen a nadie.

Por otra parte están los tenderos. Los amables y los amargados. Los que se escuchan todas las historias y se saben la vida de todos los vecinos. Pasan todos los días entre dulces, abarrotes, frutas, gaseosas y cervezas. Las tiendas y los mercados, con el tiempo, adquieren el olor de los productos. Hasta sus tenderos huelen a tienda o a mercado. La tienda y el mercado son la solución de empleo en un barrio y el producto al alcance de la mano.

Los nombres de las tiendas y los mercados del barrio cuentan historias. Se llaman como el dueño, como la hija, como la esposa, como el equipo de fútbol de moda, como la palabra que vieron escrita en inglés y les gustó. El nombre de la tienda es un bautizo legal y personal. La fachada es protagonista porque es un punto de referencia y la entretención de su dueño. Un mes la pintan de un color y al siguiente lo cambian. Le pintan el nombre sobre la puerta y luego lo cambian por un aviso patrocinador. Y siempre atentos, porque el que tenga tienda que la atienda y sino que la venda.

GRUPOS ORGANIZADOS

Los grupos organizados de los barrios están armados de participación, creatividad, deporte, obras, educación y cultura. Por una parte están las organizaciones civiles que enfocan su trabajo en la participación ciudadana de su barrio y su gente para que sean tenidos en cuenta por el gobierno nacional, departamental y municipal. Ser tenidos en cuenta es tener espacios de participación para mejorar el desarrollo del barrio en obras, educación y cultura.

Las Juntas de Acción Comunal (JAC) y las Juntas Administradoras Locales (JAL) son un ejemplo de esas organizaciones. Por otra parte están los grupos culturales y educativos conformados por apoyo logrado gracias al trabajo de las JAC.

Los adultos mayores son grupos beneficiados por programas del municipio que son ejecutados a través del Instituto de Recreación y Deporte (INDER). Programa Escuelas Populares Del Deporte (EPD), Deporte, Salud, Cultura Ciudadana Y Convivencia, Recrea Tu Localidad, Fortalecimiento Y Desarrollo Del Sistema Municipal De Deporte Y Recreación, Estilos De Vida Saludable y Ludotekas Para Medellín, son actividades de participación ciudadana que llegan a los barrios gracias a las JAC y a las JAL.

La sede de una JAC en el barrio sirve como punto de reunión de los habitantes, para la clase de aeróbicos, de guitarra, de croché, para que el grupo de teatro del barrio o la banda musical ensayen sus presentaciones. Para proyectar películas, sirven como bibliotecas y centro de comunicaciones entre la administración y los proyectos del barrio.

En la Comuna 1 existe la organización Asocomunal ASO UNO. También existe el periódico La UNO, la oficina de concejos consultivos donde se toman decisiones con el presupuesto entre las diferentes JAC, la casa juvenil, asociaciones de adultos mayores, clubes deportivos, comités barriales, fundaciones, mesas de trabajo, corporaciones, grupos artísticos y hasta grupos de oración en la parroquia. Así mismo ocurre con la Comuna 3. La participación está al alcance de todos.

Los que median entre la comunidad y la administración se llaman líderes y son responsables y asumen la responsabilidad de ocupar la mayor parte de su tiempo a pasarla en reuniones administrativas y barriales para mejorar los espacios y las oportunidades para ellos y sus vecinos.

LA ADMINSTRACIÓN MUNICIPAL EN EL BARRIO

Al barrio suben las camionetas con vidrios oscuros rodeadas de escoltas. “Ahí llegó el Alcalde” dicen mientras el doctor se baja de la camioneta y saluda a los chicos y a los líderes y caminan como uno más del barrio por las calles, ahora pavimentadas, ahora transitables. Con una sonrisa de orgullo le manifiesta en voz alta a quienes escuchan “Hoy estamos cumpliendo, más obras, más educación, más participación de todos y todas”.

Un tiempo atrás llegaron las volquetas y las retroexcavadoras y los obreros y los ingenieros a cambiar la cara de muchos barrios de Medellín. La Comuna uno fue una de las beneficiadas: Metrocable, biblioteca, canchas, colegios, parques lineales y activaciones culturales de participación con los chicos de todos los barrios de la Comuna 1. Jornadas nocturnas que cambiaban disparos por canciones, pactos ciudadanos y propuestas de emprendimiento que le cambiaron la cara a una de las zonas más violentas en Medellín.


Las obras en sí se sostienen solas, el acompañamiento inició y tiene que seguir. La ciudad se integra y cada ficha del rompecabezas debe unirse. La Administración debe tener en cuenta que el trabajo no termina con una obra inaugurada, con unas escalas construidas, con un puente para la paz o con una calle pavimentada. La educación, la cultura, el deporte y la cobertura de servicios públicos deben ser metas a lograr constantemente.

Bienvenido señor Alcalde, ésta también es su obra, también es su gente, también es su ciudad y la participación de todos en ella.

SUBIR Y BAJAR
En Medellín hay que subir para ir a la casa y bajar para ir a trabajar y a estudiar. Lomas de norte no a sur por el oriente y por el occidente. En el centro, el comercio y las empresas reciben a todos los que bajan y despiden a los que suben. Cientos de buses se descuelgan en la madrugada y suben recargados en la noche.

A Santo Domingo se sube como habitante, como turista, como empleado. Al centro de la ciudad se baja como turista, como empleado, como visitante. Por la conformación del barrio, en muchos casos, no es necesario bajar al centro para comprar ropa, ir a una biblioteca, ir de rumba, trabajar o estudiar porque el barrio tiene resuelto en su mismo espacio esa solución. Es tener otra ciudad en su barrio, es bajar poco y mirar a los que suben, los visitantes.

Antes de que existiera el Metrocable, el transporte desde Santo Domingo hasta el centro duraba entre una hora y una hora y media. En caso de accidente o choque en la vía tardaba hasta tres horas. El transporte público con buses y colectivos continua, pero el tiempo para desplazarse entre el barrio y el centro mermó a media hora gracias al Metrocable.

Los que tenían miedo por la historia pasada de los barrios altos de la zona nororiental comenzaron a subir protegidos en las cabinas voladoras. En la inauguración del Metrocable de Santo Domingo el 30 de julio de 2004, las filas de turistas y habitantes eran interminables. Por esa época, el plan de domingo para muchas familias de otros barrios de la ciudad era subir volando a Santo Domingo.

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